Y me dije a mi misma: "Ya no vuelvo a soñar. De q sirve dar alas a la ilusión, formar un sueño? Si luego como castillo formado de arena, una ola caprichosa llega y se lo lleva."
No, ya no vuelvo a soñar, a formar versos q canten al amor, al alma misma. Pero fue inútil el pensar a esa renuncia.
Dejaré de escribir cuando no exista nadie q recuerde mi nombre.
El mar, el mar es en mis sueños el amor, el más bello, el más puro, el infinito.
Mientras mire las olas q al romper se elevan, ondulan, rompen con estruendo, derraman su espuma, dejan ecos q se esparcen en la playa con encajes de plata, caprichosos, sútiles, susurrantes...
No volver a escribir? A soñar? A escapar por instantes de la incongruencia de esta vida?
Si no vuelvo a soñar, no seré nada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario