No sabía si escribir o no pero recordé
q el blog es al final de cuentas el espacio donde puedo dar rienda suelta a
todo lo q me ronda x la mente, o en el corazón…
Hace un par de días recibí la invitación
de mi jefa a pasar el día con ella. Debo reconocer q me sentí un tanto
comprometida pero aun así acepte.
No sabía cómo llegar a la casa
donde se llevaría a cabo la reunión, mi sentido de orientación, ubicación, dirección
también conocido como GPS, en mí resulta desastroso. Afortunadamente, coincidí
con mi jefa en una gasolinera antes de salir de San Lucas y pude seguirla hasta
nuestro destino.
La casa es impresionante, tanto x
el valor inmobiliario como x todo el sistema con q opera la casa. La ubicación,
sobre un risco, frente al Pacifico, simplemente me dejo sin palabras. Hacía mucho
tiempo q no estaba frente al mar de esta manera, sintiéndolo de una manera casi
intima.
El grupo de menos de 10 personas,
de diferentes edades y nacionalidades, con pocas cosas en común más q la relación
con mi jefa, compartió bebidas, botanas y una cena ligera a un lado de la
alberca, además de muchas anécdotas y risas.
Para muchos tal vez sea un día de
playa o de alberca como cualquier otro. Para mí fue desconectarme de todo x
unas cuantas horas para volver a conectarme conmigo misma.
Dentro del agua, mirando el océano,
las gaviotas q se paraban en la orilla de la piscina, me pude olvidar de todo:
trabajo (q aunq este de vacaciones sigo pensando en el), la casa y todo lo q
necesito hacer en ella, familia y los problemas de mis hermanos, de amores no
correspondidos, egos abatidos, amistades maltrechas, cachorros traviesos. Me olvide
de todo y de todos y me dedique a mirar el mar, el cielo, las nubes; a pensar
en mí, en donde estoy y a donde quiero ir. Sonreí mucho, me reí más. Fue un día
especial.
La cereza del pastel fue platicar
con mi jefa, quien me hizo varios regalos bastante onerosos, pero lo más
importante fueron sus palabras y esas fueron invaluables.
Me dijo q me había invitado xq quería
q yo descansara, me relajara, pasara un rato agradable. Q ella sabe q trabajo
mucho para mi hijo y para mi casa. Q aprecia mucho mis largas jornadas de
trabajo y q nunca me quejo cuando trabajo hasta tarde. Q no solo reconoce mi
valor en la compañía sino a nivel personal, me aprecia y este día era solo una
forma de demostrármelo.
Esta plática con ella al final
del día me hizo retomar la confianza en mí misma, esa q hace un par de semanas empezó
a tambalear. Me hizo recordar quien soy y xq soy quien soy, q me puedo doblar
pero no quebrar. Me sentí un poco como el mar, q parece q esta solo pero de vez
en cuando una gaviota lo visita, diferentes peces nadan en el en diferentes
direcciones, pero el sigue siendo el mismo mar, fuerte, poderoso, impasible
mar.
Gracias a Dios x este día
especial!