domingo, 28 de junio de 2009

Una Historia Cualquiera

Un día cualquiera conoces a alguien con quien se da una empatía peculiar. Sus palabras tienen sentido. Huele tan bien.

Pasa el tiempo y coinciden varias veces, tienes la oportunidad de intercambiar ideas, pensamientos y sentimientos; sus besos te hacen pensar que es ahí y no otro lugar donde debes estar, su aroma te hace recordarle con todos tus sentidos.

Es una amistad especial, con cierto dejo de atracción sin llegar a más. Pero te llega a conocer tanto, más de lo que tú le conocerás jamás.
Ha sido testigo de tus errores y equivocaciones, y sabe que no te consideras el mejor ser humano sobre la tierra, y aún así, perdura la amistad.

Sin buscar ni provocar se dan encuentros, no sexuales aunque sí sensuales, y te das cuenta de que indudablemente hay química entre los dos.

La fuerza de sus personalidades puede ser tan grande como para atemorizar a ambos. Ninguno quiere poner en riezgo la armadura que por tanto tiempo ha pulido con afán de nunca dejarse lastimar.
Pero crees que eres la persona que le puede ayudar contra sus demonios internos y los fantasmas que le persiguen. Crees que le puedes hacer tanto bien como su presencia en tu vida te lo hace a tí.

Siempre has sabido, o al menos esperado, que en algún lugar existe alguien tan solo y tan necesitado de amor como tú; y cuando le conoces sientes que por fin coincidieron en este espacio-tiempo porque así tenía que ser.

Te llenas la cabeza de ideas en forma de mariposas y con voces de quimeras. Deseas con todo tu ser que sea ese alguien que tanto has esperado y buscado.

Cada palabra suya te hace seguir soñando y esperando... que un amor bizarro se vuelva realidad.
Pero aunque esto nunca llegue a suceder, sabes que siempre le llevarás presente en la mente y en el corazón, porque aunque no puedas tener al amor que tanto sueñas y deseas, siempre podrás conservar su amistad.

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